La macro-industria de la cadena del papel española y europea tiene una visión muy clara de su futuro: como bioindustria del bosque será en 2050 el sector clave de la nueva bioeconomía, descarbonizada y  basada en un uso eficiente de recursos renovables y reciclables, para la fabricación de productos naturales de gran valor añadido.

El sector trabaja ya para hacer realidad ese futuro y se da cita en Madrid el 20 de marzo en El papel inventa el futuro, organizado por el Foro del Papel, integrado por los fabricantes de celulosa y papel, impresores, editores, empresas de marketing directo, el sector de la transformación (fabricantes de embalajes de cartón ondulado y de cartón estucado, de bolsas, sobres, carpetas, cuadernos…) y las empresas recuperadoras de papel.

La innovación es la clave para alcanzar los objetivos propuestos: la reducción de las emisiones de CO2 en un 80% y el incremento del bio-valor de la producción en un 50%. Para ello no son suficientes las actuales mejores tecnologías disponibles ni siquiera las tecnologías emergentes: será necesario desarrollar e implantar en las próximas cuatro décadas tecnologías rompedoras.

Para dar ese salto tecnológico el sector ha puesto en marcha el proyecto paneuropeo TWO TEAM, en el que dos equipos de técnicos y científicos del más alto nivel  trabajan en competición para identificar a lo largo de 2013 las tecnologías rompedoras que se desarrollarán e implantarán en los dos próximos ciclos de inversión hasta el 2050.

Los 28 técnicos y científicos integrantes de ambos equipos participan en la jornada, explicando la última hora de este desafío. También se presentan los más innovadores proyectos de las empresas españolas de la cadena del papel, dado que España es uno de los países más activos en este tránsito hacia la bioeconomía.

El papel del 2050

El año 2050 para la cadena del papel significa más integración de actividades, nuevos productos y uso eficiente de los residuos. Allí donde sea posible, las fábricas formarán parte de un sistema industrial que optimice el uso de las materias primas, la energía y los residuos.

Se desarrollará una nueva ecología industrial:

  • Complejos industriales con biorrefinerías a partir de madera, que producen productos de madera, celulosa, papel y cartón, bioenergía y biocombustibles, biocomposites y productos bioquímicos. La mayoría son fábricas de pasta química y mecánica ampliadas. Se sitúan principalmente en zonas rurales, proporcionando empleo verde de calidad en un mundo en que la mayor parte de la población vive en ciudades.
  • Complejos industriales con biorrefinerías a partir de fibra reciclada. Los complejos con biorrefinerías basadas en fibra reciclada también producen pasta, papel y cartón y biocombustibles. El sector desarrolla su actividad en consorcio con otros sectores (agrícola, de recuperación de residuos, químico y energético) en complejos industriales. Sus residuos se usan en aplicaciones de alto valor, ya sean ácidos grasos procedentes de aguas residuales, productos moldeados o materiales aislantes.

El sector fabricará toda una nueva generación de bioproductos de fibra de madera como telas, tapicerías, moquetas, cortinas y todo tipo de textiles; productos cosméticos, farmacéuticos y de limpieza; pinturas, barnices, adhesivos y aislamientos; anticongelantes y líquido limpiaparabrisas; recubrimientos de fibra óptica, carcasas para teléfonos y tabletas, baterías, pantallas y displays…

Y también se reinventarán los actuales productos papeleros: embalajes inteligentes que te dicen si la fruta está madura o si has tomado o no la medicina; productos higiénicos y sanitarios de altas prestaciones con nuevas soluciones para bébés y para la tercera edad; papeles gráficos integrados con soluciones informáticas…

Una apuesta europea

En el futuro los recursos serán cada vez cada más escasos y cada vez será mayor la competencia para acceder a ellos. Europa, altamente deficitaria en materias primas, encuentra en la fibra de madera cultivada en plantaciones una oportunidad para el desarrollo de una bio-industria de vanguardia, con un sistema circular de residuo cero.

Europa dispone de buenas condiciones climáticas para el cultivo de madera y  superficie baldía disponible por el abandono de labores agrícolas y ganaderas, todo ello unido a un gran desarrollo de los sistemas de recogida y reciclaje de papel y cartón (el bosque urbano).

En el futuro, los productos procedentes de la madera sustituirán aún en mayor medida a aquellos materiales más intensivos en carbono. Cada vez más, los productos estarán basados en todo tipo de moléculas presentes en la madera y utilizarán también otras fuentes de fibra.

Se trata de encontrar el equilibrio óptimo entre la utilización de materias primas (madera, residuos forestales, pasta y madera y papel reciclados), el sistema de reciclaje y las soluciones bajas en carbono. Como industria central de la bio-economía, el macro-sector de la cadena del papel tiene un papel fundamental que desempeñar en esa transformación industrial hacia un futuro descarbonizado.

Si China inventó el papel hace dos milenios, Europa está inventando el papel del tercer milenio.

El papel hoy

Hoy las industrias de la cadena del papel parten de un recurso natural y renovable como la madera, que se cultiva en plantaciones gestionadas sosteniblemente. A partir de ella se fabrica un amplísimo abanico de productos que son después reciclados masivamente.

En España estamos ya recuperando para su reciclaje el 74% de todo el papel y el cartón que consumimos. Y nuestra industria papelera es la segunda mayor recicladora de Europa, solo por detrás de Alemania en volumen de papel reciclado.

Cuando tras ser recicladas una y otra vez, esas fibras de madera se han deteriorado, se utilizan de nuevo  una vez más como bio-combustible o se valorizan como materia prima en otras industrias como la cementera, cerámica, en la fabricación de materiales aislantes…

La industria de la cadena del papel tiene además gran experiencia en integrar actividades y en obtener sinergias de esa integración. Cuenta con una experiencia crucial en el reciclaje de papel, tiene un amplio conocimiento sobre cuestiones clave como la silvicultura, el procesado de la fibra, la química de la madera y el movimiento de grandes volúmenes de biomasa.

El macro sector de la cadena del papel cuenta con el conocimiento, la logística y los sistemas necesarios para situarse como pieza central de la nueva bioeconomía.

El consumo en 2050

Con más habitantes en el planeta y mayor riqueza per cápita, los consumidores serán conscientes de las presiones sobre los recursos y la necesidad de eficiencia. También esperarán una mejor funcionalidad de los bienes con una menor huella de carbono. Las TIC jugarán un papel cada vez mayor, mientras que la nanotecnología, biotecnología y la inteligencia artificial remodelarán la sociedad de formas que hoy no podemos siquiera imaginar.

El residuo cero, con un sistema circular, serán conceptos clave de la nueva bioeconomía.

Los bio-productos tendrán amplio reconocimiento y demanda. Capaces de producir el mayor valor añadido posible a partir de las materias primas iniciales, los productos renovables y reciclables cumplirán las demandas y expectativas del consumidor de 2050.

El embalaje tendrá un papel cada vez más importante en la sociedad. Será más ligero, más eficaz y más avanzado. Las tendencias demográficas habrán supuesto una demanda de embalajes de menor tamaño para cubrir las necesidades diarias, mientras las mejoras en la normativa de salud y seguridad en todo el mundo habrán impulsado la demanda de embalajes, para proteger las mercancías y garantizar que llegan al consumidor en las condiciones higiénicas adecuadas. El diseño avanzado y la nanotecnología habrán contribuido al desarrollo de contenedores resistentes, herméticos y estériles para una amplia variedad de productos, incluidos los más innovadores bioproductos. El embalaje inteligente con sistemas que integrarán soluciones informáticas producirá menos residuos, optimizarán la logística y precisarán menos transporte.

Los productos papeleros higiénicos, que cubren necesidades humanas básicas, estarán cada vez más presentes y seguirán siendo productos esenciales de uso diario. Las mujeres serán el principal motor del consumo, tanto en mercados emergentes como maduros. Se incrementará el uso de productos de higiene y belleza, así como de pañales y otros productos papeleros para bebés. Y con el crecimiento de la franja de población de más edad aumentará la necesidad de soluciones para la incontinencia que permitan una vida activa.

Habrá más variedades y tipos disponibles de los papeles gráficos (impresión y escritura). El papel de bajo gramaje para fines ofimáticos permitirá una mayor eficiencia en el uso de recursos, además de obtener una mayor calidad de impresión y rendimiento de la maquinaria. La incorporación de fibra virgen en los productos de papel gráfico seguirá siendo esencial para el ciclo del reciclaje del papel (que precisa de un cierto aporte de fibra nueva de manera continuada, tanto para reemplazar las fibras que se van deteriorando con los sucesivos reciclajes como para hacer frente al incremento del consumo).

Se desarrollarán nuevos productos renovables. La investigación habrá llevado a invertir en nuevos procesos de bio-refinería para producir biocombustibles, textiles, productos químicos y nuevos materiales, incluyendo materiales compuestos y productos farmacéuticos.

Actualmente el sector es ya el mayor productor de bioenergía en Europa.

La macro-industria del papel en España

La macro-industria del en España supone 213.500 empleos directos, 12.800 empresas y 30.700 millones de euros de facturación.